Haber visto crecer a Paraná, árboles desnudos y en flor.
Recordar el frío de la mañana en la terraza del patio de la primaria, los niños corriendo e izar la bandera con su juramento.
Haber heredado el inglés y algo e alemán y protestar por la enseñanza del mismo.
Haber discutido con mi hermano sobre quién había comenzado.
Agradecer los lápices, las hojas, la pintura y la imaginación.
Lerr uno y mil libros hasta el cansancio.
No saber distinguir entre el chusmerío o solo un comentario con la pocibilidad de ser repetido.
Haber sabido; sin embargo, distinguir entre lo bueno y lo malo.
Ver un episodeo tras otro de "Braking bad"
Que tu mamá alardee de tu imagen frente a los clientes.
Ser Melanie Kerr, pero ser llamada Hadie o Princesa.
Heredar la puntualidad sin que mis padres me enseñaran de ella.
Heber creado una y mil historias en mi cabeza dignas de un guión de cine.
Haber nadado durante una hora con peces y tortugas, y sentirse como "La Sierenita" de Disney, pero como un perro sin sentimientos después de haberles dado un susto a mis progenitores.
Haber hecho un berrinche a mi viejo, solo porque no me permitía tomar Vodka en Navidad.
Agunatarme de pegarle una y mil veces a mi hermana, pero al final recurrir a mi Madre.
Ser una persona digna de una institución mental.
Ser volatil.
Ser loca hasta el punto de la incomprensión.
Pero no importa, la locura es lo mejor que tengo.
Autor/a: Melanie Kerr
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